Una anécdota que vale la pena mencionar es la peculiar intervención felina en las clases, 🤣🤣🤣🤭🤭🤭 eso es un episodio particular que es imposible no recordar al momento de evaluar las clases para sopesar el aprendizaje obtenido. Era como si la 🐱 quisiera haber tenido una intervención en cada encuentro, creo que estas pequeñas cosas que suceden en nuestra cotidianidad nos dejan una referencia que nos permiten recordar este período con una sonrisa a pesar del momento tan negativo en el que se desarrolló la cátedra. 🌺🌺🌺
Otra situación que siempre recordaré por el impacto 😳😳 que me produjo a pesar de que soy una persona que por tratar a mujeres que han pasado por experiencia traumáticas, siempre habla de identidad; fue la experiencia personal de la profe Jasmín después de la guerra civil en el Salvador, cuando llegó al pueblo Santiago Montes, donde encontraron con gente desplazada y niños que no tenían un nombre, nunca pensé que la anomia era real. Al igual que la profe siempre he pensado que si hay algo que tiene valor en la vida es ayudar a otros a encontrar su verdadera identidad.
Por Obelin Sosa.
Con el tema de la virtualidad debido a la pandemia, nuestra modalidad de recibir clases, de trabajar y hasta de vivir ha sufrido una gran transformación, ahora nuestras casas, salas, cocinas, dormitorios, pasillos, cualquier lugar donde dispongamos de un cuaderno para hacer apuntes, de una silla o lugar cómodo para sentarse, sirve de espacio adecuado para poder recibir clase.
Un día mientras estaba en clase, tenía el celular con el volumen muy alto, sumamente concentrada en toda la información que estaba escuchando, estaba tomando notas, plenamente enfocada, de repente cuando la profesora hizo una pausa, entre una nota de voz y otra, escucho la voz de mi esposo opinando acerca de lo que hablaba la profesora, me rei mucho porque me di cuenta que no solo yo estaba en clase, mi esposo también estaba escuchado y enfocado, lo bello fue que después que la clase termino esto propició una conversación muy enriquecedora de introspectiva. Creo que siempre se puede rescatar lo positivo de los cambios que nos tocan vivir, en mi caso mi esposo también aprende conmigo.
Por Judith Guerron
Tengo dos perritas, una Golden y otra Beagle llamadas Luna de Margarita y Coral Teresa respectivamente. Ellas siempre me acompañan en mi habitación cuando escucho mis clases.
En uno de nuestros encuentros de aula con la Profe de psicología, se me ocurrió conectar una “cornetica” para escuchar mejor la exposición de la Profesora, cuando de pronto mis perritas empezaron a escuchar un maullido que venía de alguna parte, veían la “cornetica” con asombro, moviendo sus cabecitas de un lado a otro con cierta curiosidad. Luna se montó en el escritorio donde tenía mi teléfono celular, y aunque parecía escuchar la clase con atención, solo esperaba que el felino apareciera para ponerse en posición de alerta.
Fue cuando efectivamente se hizo realidad su deseo, y al escuchar de nuevo el maullido del gato, agarró la cornetica y se la llevó con todo y teléfono, más atrás iba Coral tratando de alcanzarla, en la carrera se escuchaba a la Profe por toda la casa hablando de los sistemas psicológicos. Finalmente Coral y yo logramos alcanzarla y desde ese día decidí no conectar mas un dispositivo que aumentara los decibeles del maullido de nuestra fiel acompañante de todos los martes en la tarde.
Neleb García
No hay comentarios:
Publicar un comentario